Precursores: Ada Lovelace, adelantada de la computación

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Ada Lovelace (1815-1842)

Ada Byron, condesa de Lovelace, nació en Inglaterra cuando aún humeaban los cañones de las guerras napoleónicas. 1815 constituye un parteagüas (uno de tantos) de la historia de la Europa moderna, cuando con Metternich, el Congreso de Viena y la Santa Alianza las monarquías, vencido Napoleón, pensaron que podrían volver a ser tan absolutas como antes de la Revolución. Obviamente tras el desastre nada volvería a ser igual, como lo demostrarían los movimientos sociales y revolucionarios que incendiaron Europa durante el siglo XIX, pero esa es otra historia.

La digresión viene al pelo para presentar a esta mujer en nuestra galería de precursores. Para muchos, Ada Lovelace es un antecedente de la computación moderna. La tecnología existente en un momento histórico dado condiciona, claro está, la profundidad o el alcance de los aportes o las vías de pensamiento, por eso los reconocimientos muchas veces llegan después de la incomprensión. A veces mucho tiempo después.

Ada Byron, hija del poeta romántico Lord Byron y conocida como Ada Lovelace, fue una joven de la alta sociedad británica que pudo permitirse el estudio de las matemáticas en un tiempo en el que las mujeres no iban a la universidad  y les estaba vetada la entrada a las sociedades del conocimiento. En realidad nunca conoció a su padre, que marchó de Inglaterra cuando ella apenas tenía 4 meses para no volver jamás (murió en Grecia en 1823), parece que por un escándalo amatorio al margen del matrimonio. Su madre, Anne Isabelle Milbanke, era una apasionada de las matemáticas, de modo que por eso, o quizás porque no se dedicara a los desvaríos poéticos de su padre, le inculcó el amor por los números. Algo sin embargo repuntó de la herencia paterna cuando en 1828 diseñaba una máquina para volar.

En 1834 cruzó su camino con Charles Babbage, profesor de matemáticas en Cambridge y que llevaba años embarcado en la invención de máquinas de computación para evitar los errores humanos. La Máquina Diferencial fue presentada en 1822, aunque el modelo fallaba por la fricción y los engranajes internos y las vibraciones. Sí, los antecedentes de las calculadoras fueron imaginados como máquinas con ruedas, dientes y ejes de gran tamaño. En 1834 lo intentó de nuevo con la Máquina Analítica, buscando construir una máquina programable para hacer cualquier tipo de cálculo basándose en tarjetas perforadas según el sistema del telar de Jacquard. Sin embargo, por problemas similares a la Máquina Diferencial, la Analítica nunca fue terminada por Babbage. Ahí entra Ada en la historia, quien enterada de los esfuerzos de Babbage escribió varios programas para la máquina, siendo ese el origen del reconocimiento de Ada Lovelace como la primera programadora de computadoras de la historia.

En 1843 emprendía la traducción del francés del ensayo de Louis Menebrea sobre la Máquina Analítica, añadiendo notas propias, extendiéndose sobre todo en la explicación de las diferencias de la Máquina Analítica y su capacidad de bifurcación en el cálculo, respecto de la Diferencial. Pero Ada fue más allá, imaginando de forma visionaria potenciales usos de la Máquina Analítica, como la representación de letras, imágenes o música. La máquina no sería enteramente construida en su tiempo , tan sólo el hijo de Babbage diseñó una parte en 1888.

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Diseño de Ingenio de la Máquina Analítica, realizado por el hijo de Babbage en 1888. Fuente: +plusMagazine, http://plus.maths.org/content/ada-lovelace-visions-today.

Ada tan sólo tenía 36 años cuando lamentablemente murió debido a un cáncer, cuando se hallaba en pleno proceso de crecimiento intelectual. No publicó nada más y aún así se le reconoce como figura precursora fundamental en la historia del cálculo y las matemáticas. Cuando se construyeron las primeras computadoras programables, hacia la década de 1940, la visión de Babbage y Lovelace se hizo realidad, y en los 70 el Departamento de Defensa norteamericano decidió crear un lenguaje computacional estandarizado para sus aplicaciones, bautizándolo ADA, en honor a Lovelace.

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Máquina Analítica, tal y como se puede contemplar en el Science Museum de Londres. Fuente: Wiki

Aunque Lovelace no vivió lo bastante para ver realizados sus programas y visiones sobre la música y los gráficos, hoy en día disfrutamos de los beneficios de su visión tecnológica en nuestra vida cotidiana. Y quizás lo más sorprendente sea pensar que esta mujer, que previó de algún modo el enorme potencial que las computadoras iban a tener en el futuro, nunca vio ninguna con sus propios ojos, y trabajó en todo momento con su imaginación. En su visión y concepción de las máquinas de computación Ada se adelantó un siglo a la revolución de las computadoras. Valgan estas líneas para reconocerlo y valorarlo.

 

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